domingo, 14 de enero de 2007

Reseña de "Solo quiero que amanezca", Oscar Marcano.



Sólo quiero que amanezca
Oscar Marcano (Venezuela).
Seix Barral, 2002.

Uno de los personajes de este libro sostiene que el mundo es “un sitio rudo en donde el negro es el color más claro”. Y agrega: “A Dios gracias soy un tipo sin aspavientos”. Así es este volumen de relatos: 21 historias rudas, pero contadas sin truculencia ni lagrimeo. Ganadora del Premio Internacional Jorge Luis Borges en 1999, esta obra del guaireño Oscar Marcano es una galería de fracasados que viven su caída con una resignación más próxima al orgullo que al menosprecio. No tienen esperanza, pero tampoco autocompasión. Continúan, con su dolor reseco, no saben bien para qué, ni hacia dónde. Y no importa. Se dejan amanecer de nuevo, adheridos a sus vicios, sus rituales urbanos, sus amores fallidos. Y esa permanencia es también su trascendencia. Lo más inolvidable de estos cuentos es la crudeza, la sobriedad y el humor con que el autor ha descrito –y ennoblecido– la derrota de sus personajes. “A los que nunca terminaron nada” se titula uno de los mejores relatos del libro. También podría ser la dedicatoria.

Luis Yslas

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